domingo, 30 de agosto de 2009

Cosas de solos...


Que tema este de estar solo eh. Digo, tenemos siempre el tiempo de visitar todos los amigos posibles, caminamos las calles ida y vuelta, dejamos la expectativa abierta de par en par, saltamos del sillón a la cama y vemos todas las pelis posibles. Cuando salimos todos nos miran como raros. Qué tiene de raro un solo? pregunto sin sorpresa. Me tomo un café de madrugada, ausente la noche se preocupa en espiar aquellos que se matan a besos en las partes traseras de los autos transpirados.Yo miro de reojo mi celular para ver si alguien ha escrito. Nada. Movistar me dice de una promo que no quiero aprovechar y tengo tanto miedo de romper esas cadenas de mail que me compro una tarjeta para mensajes que casi nunca mando, y de paso, me hago todos los tests posibles del facebook. Sólo para divertirme, digo. Mentira! Lo hago porque no soporto la idea de la soledad para siempre. Ley de atracción, el secreto, el tarot, las cadenas y de repente empezamos a creer en todas aquellas cosas que antes ni sabíamos existían.Después ya con el alma planchada, mas tranquilos y mirando con la cabeza erguida y los pómulos sanos y las retinas enteras, salimos buscando mundos sin miedos.Hay calles sin embargo que se parecen tanto a otras…Y camino por el lado singular de las cosas, cerveza de por medio, porro despenalizado, esgrimo mis hombros en una lucha frontal de veredas y cielos cayendo desesperados. La acera caliente me dibuja los pasos como puede. Me lastiman aquellos amigos que no me llaman ni visitan. ¿Somos tan aburridos los solos? Monotemáticos. Claro, muy pocos se dan cuentan de lo sensible que se ponen los muros con todo esto de la soledad. No exagero, preocupo los pisos, miro las ventanas y me doy la frente contra las puertas pendientes.y abro la heladera, y se queja mi estómago, y sugiero ir a esa rotisería para solos, y preguntar por el clima. Me invento una compañía cualquiera. Wilson se asoma a mi computadora y me pregunta qué escribo. No sé, pavadas – le respondo mientras pongo la mesa para dos. Y miro de nuevo este celular que no suena. ¿Está prendido? ¿Tiene señal?

miércoles, 26 de agosto de 2009

Malísimo


Le había escrito el último poema de todos los finales. Sus manos tibias todavía sostenían aquel pedazo de papel blanco como quien sostiene la vida entera.
Lo leyó dos veces más.
Es malísimo, me dijo.
Y se fue detrás de un gordo lleno de palabras y nunca más supe de ellos. Volaban en aerolíneas con sus ropas caras, baratas.
Yo le hice otro poema mejor para que no volviera jamás.

martes, 25 de agosto de 2009

Retrato de una mujer sola


La esperanza se estiraba hasta los pórticos, desde las venas hasta el talón de su nostalgia primera. En un balde guardaba apiladas las lágrimas aquellas, está bien pensar que fue solo una ilusión merecida. Amar en ella tenía más que ver con una colección de imágenes que la llevaban devuelta a los lugares conocidos donde él estaba oculto.Un abrazo tibio de sus mapas le hacia recordar los mejores comienzos, la estatua del tiempo, el regocijo blando de los cuerpos semánticos.Adjetivado el destino quedaba estático y primerizo en el resguardo de las fotos, de las rejas impidiéndolo todo. Afuera se arremangaba los ojos y los pantalones y acomodaba sus tetas nivelándolas quietas en el eje de las pestañas crecidas.Un poema de palanca, un cielo descolorido y solo, y los brazos abundantes y esponjosos dormían la siesta en un buzón de trivias.La radio había quedado dando el horóscopo en ese mismo momento, ella se dirigió hacia la puerta con su cintura pidiendo permiso de un lado hacia el otro. Es cierto, el tiempo había pasado y las naranjas se caían en racimos de sillas y canastas. Miró por una rendija de la ventana lo que había dejado de aguardar. Los espejos volvían a refregarle los ácidos en la mirada, y yéndose de boca dijo aquel nombre prohibido. Como un arpa pequeña, las ciudades se incendiaron, y las calles pegaron un último suspiro de gracia.La soledad le caía sobre sus hombros repitiendo nombres y huellas, y llamadas gastadas. y diarios pensantes.Desde el patio trataron de animarle los hombros, y las ansias y los sueños. Era tarde. Creo que como las dos de la mañana. Raros sus dedos se prendieron al picaporte, abriéndole el paso a las sombras como melodías eternas que llegaban desde todas partes.

sábado, 22 de agosto de 2009

Objetos en el espejo retrovisor


Yo no sé si está bien la soledad. Uno no elige los espacios que nos tocan, ni vamos barajando los días como quien juega su última partida póker. Podemos elegir estar bien, o podemos decidir entre uno u otro color de ropa. La revolución de los ojos, las alucinaciones del tiempo, los regresos que no debemos, el manoseo del alma que no permitimos.A veces siento que debería desatarme de todos los nombres posibles y quedarme con uno solo: el mío. Es decir, en una oportunidad me subí a un auto que tenía un aviso muy oportuno en uno de sus espejos: los objetos pueden parecer más cerca de lo que están.Saben? Me quedé pensando esa frase.Y la repetí durante mucho tiempo en mi mente, y me dí cuenta que esa leyenda ciega tenía todavía más utilidad en otros ámbitos de la vida, y más que un aviso para el auto era un aviso para el resto de mis días. “Los objetos en el espejo retrovisor pueden parecer más cerca de lo que están.”Y es cierto esto. A menudo gastamos calendarios enteros mirando por ese pequeño pedazo de espejo lo que ya perdimos y no vuelve. Nuestra visón es sólo ese espejo. Nuestro deseo es sólo ese espejo y lo que ahí se refleja. Viajamos con el suspiro de mantener esas ilusiones ópticas intactas. Y ahora que el tiempo ha pasado y he recorrido un poco más de vida y de rutas y de calles, y he caminado la cultura de los horizontes, y he esculpido las lágrimas de a una, y he anclado la alegría en los recuerdos, y he jodido los regresos donde antes empezaba, y he gastado un tramo de juventud en los sueños pensando, esperando que por ese espejo pase un recuerdo. Y ahora que el tiempo ha pasado, me permito levantar la vista, agrupar mis ojos en línea recta a un mismo punto. He dejado los músculos descansar y he enderezado mi cuello hacia el frente. No había ningún cartel ni aviso en el parabrisas del auto. Pero yo sé que lo mejor está por venir…

martes, 18 de agosto de 2009

Cocina para solos...


A ver si se entiende: yo no quiero un pollo entero! quiero pata y muslo. Me importa un bledo que esté de oferta. Qué hago con un pollo entero para mi solo??? Después termino comiendo lo mismo durante toda la semana. Yo solo quiero pata y muslo.Pero pregunto, digo, al pasar y como quien no quiere la cosa: ¿alguien alguna idea de cómo cocinar para uno solo?Pregunto esto porque todas las recetas son para 4 y 6 porciones. ¿Y los solos? Debemos conformarnos con comer 4 o 6 veces el mismo plato?Antes era distinto porque uno cocinaba para dos, cocinaba para el otro, para agradar. Y ahora? De pronto me encuentro en mi casa comiendo sándwiches de miga, abusando de la rotisería, del lechón rengo y de la negra simona.Me molesta que nadie piense en nosotros, es decir, todo alguna vez estuvimos solos. O nacieron de a dos siempre? NO! claro que no. La soledad es un legado, un bien común, algo en aquello en lo que participamos todos. Indefectiblemente la soledad nos presenta varios obstáculos, pero llegó el momento de decir basta! Yo no quiero esto para mí. No me conformo con la soledad, ni con la rotisería de la esquina.Prefiero algo más. Sé que hay algo más. Por eso compro pata y muslo, y no un pollo entero.Qué estupidez las recetas para 4! Los solos somos uno y punto. Y servimos un solo plato, y una sola copa de vino. Y está bien eso.

domingo, 16 de agosto de 2009

Yo soy: es posible


A ver, hoy es domingo, otra vez sentando acá frente a mi compu diciendo lo que ya todos saben. Ordené algunas de las cosas pendientes y tiré varios papeles que venía dejando para luego. Miré sus fotos de reojo sin dolerme nada. Fue raro todo, desde el comienzo de las preguntas y ya sobre el final, me siento cómodo en el sillón a verme entero sin esperas. Hemos dejado de lado un tiempo y otro tiempo, las cosas siguen un curso, distante de las verdades y las miradas por encima del hombro, he dejado de buscar su rostro entre otros rostros.A los solos nos cuesta todo el doble. Deben darse cuenta que es difícil el tiempo de los comienzos, las partidas se inician un día y nunca se sabe dónde se va a ir todo a parar.Yo por mi parte ya he empezado a despedirme. El final se fue escribiendo solo aunque haya algo que no entienda. Que me falte vivir. Ese capítulo quedará pendiente todavía, ya duele menos el aire y me afeito con ganas y me visto para el mundo, y me arreglo los ojos y los hombros por si acaso.Nunca se sabe con quien me puedo cruzar, acá nomás, a la vuelta de la esquina.

martes, 11 de agosto de 2009

Va a ser largo este mes


Esta noche primera sin abrazos, ni ojos cruzados, ni caricias repentinas ganándome entero. Este agosto primero, desierto de voces conocidas, y llamadas que regresan a la posta de los lugares comunes. Esta brisa de adioses manipulando pañuelos y haciendo que ya nada vuelva a ser igual. Y este muelle en mi pecho que adora tu nombre como una inicial prohibida que ya no tocaré. Esta cama vacía por vez siguiente, por las veces que me arrepiento de no tenerte acá. Este vaso desierto de gemidos, de manos tercas, de frases tontas. Y este aleteo de mis codos que me predicen que todo este mes entero te estaré buscando.La canción que me hace recodarte siempre, los lugares en que te busco, y las lagunas como surcos que van de un lado hacia el otro. Está bien.Y el regreso de las soledades todas, este no sé qué en tu silencio y las olas partidas a mitad de camino. También están bien.Va a ser largo este mes, y el próximo y el siguiente. Va a ser larga la sensación de la vuelta, es que no llega, esa espera interminable que acaba en aquellos hospitales donde te busco constante.Esta acera caliente, esta arena en mis retinas que me hacen llorar las almohadas como pequeños crepúsculos de la edad.Separarse de las cosas que uno retiene significa perderlo todo. Aquel eje plano y liso, aquel faro peninsular, el destierro de las luces de los horizontes queridos, la carta puntual, el aroma conocido. Uno va y viene al ritmo de las cosas, es simple la distancia y terrible la idea de perdernos uno al otro. Ya no nos tenemos ni uno ni otro. Y debemos los vueltos lunares, las orillas que nos aguardan por si las dudas.Queda este aliento matinal de los horizontes como un cursi respeto a aquellos que ya no llaman. Esto es la soledad? pregunta una mujer de sombrero de esquinas.La respuesta queda en suspenso, pendiendo del instante aquel donde todo parecía eterno. Como cambian las cosas, no?Cómo se nos escapa el mundo en un instante

lunes, 10 de agosto de 2009

Ya voy...


Tal vez yo no esté aquí por mucho tiempo. No soy de estos lados, debo reconocer. Afueras las calles me persiguen vacías como pentagramas que nadie aplaude. La soledad tiene también algo de estas cosas. A veces los finales vienen llegando de a poco. No es hoy ni mañana, pero las cosas se terminan de una vez y para siempre. Cuando era chico pensaba que “siempre” era una palabra muy larga, hoy me siento más cercano de estos lados que de aquellos. Y no es uno o lo otro, insisto. Aca los lugares se ven reducidos por pequeñas sombras grises que hablan en voz baja. Tal vez algún despiertes con la sensación de no haber dado todo. Los finales se sienten así, nunca hemos dado lo suficiente por el otro y sin embargo todo pasa. Pasarán los nombres y las calles, y los balcones. Y sólo seré el susurro melancólico de los cementerios que nos despiden.Todos los lugares resultan desiertos esta noche quieta. Me preguntaba tantas cosas, tantas veces. ¿Cómo decirte aquello que siento y guardo? ¿En qué lugar cabe tanta pena? Me hubiese gustado hacer que todo fuera distinto. Planear las semanas prescindiendo de las tardes lluviosas, gastar los zapatos por esos caminos que me convidan tus aromas como un saco de preguntas que quedarán pendientes hoy en día.Sabrás que la soledad es el peor de los castigos, aquella ignorancia, aquella espera paralítica de los que nunca llegan.Estoy cómodo en mí mismo, lejos ya de las manadas que no responden. Qué solo se siente el silencio, y los singulares, y los impares. Pensar que sólo seré una bocanada de aire fresco, de tranquilidad para mis pulmones y los tuyos. Eso me da paz.Alguien sentirá también este espacio que dejo, la promesa fiel de estar presente en las palabras comunes de la gente común. Esos instantes que salteamos, que pasamos de largo. Eso es la felicidad. Como diapositivas, como una esfera que ya es noticia. Y el cielo se posa en la boca del mar como un desfile de músicas solemnes, de himnos que pasan de la ignorancia al dolor. ¿Siempre seremos así de tardantes?Sin prisa, los domingos me han ganado el estómago y vomito un diccionario de nombres que ya no llaman.Acaso el olvido es peor aún que la soledad. Derrotados los semáforos titilan amarillos, yo desde mi ventana veo las cosas más claras. Es verdad, he vivido errante.Las cosas son más simples a veces y la vida es un juego demasiado complejo, diría.Tal vez yo no este aquí para siempre. Para contarles el precio humano de las equivocaciones. Voy por un lado y por el otro, ya reconociendo otros rostros ajenos. Nadie se mira con nadie, en el cemento, en las esquinas, en los barrios. Somos ignorantes por naturaleza; estúpidos, le damos vuelta la cara a las esquinas. Y desaparecemos un poco más todos los días.De ahí, hay quienes ya eligieron dejarnos a un lado. Y esta bien eso. Es bueno dejar las cosas atrás.Relegada la madrugada, busca un último sorbo de noche y yo le prometo las cosas que nunca cumplí. Como un pacto. Esmero mis manos hasta al cielo alcanzándome entero hasta desaparecer finito en un montículo de nada. Lo ves? Todavía hay esperanza en el amor.

Agosto, 9


Enciendo una vela desde mis sillas. El asfalto caliente saltaba en puntas de pie de vereda en vereda. Ahí te esperé como siempre vestido de esquinas, con la solapa de tus nucas regresando muerto de hambre.Las horas han pasado un poco, y mis relojes atrasan las llegadas; desde los puertos todo esto es mejor: los andenes pacíficos vulneran lo inevitable. Ya están en camino los dioses que auguran lo peor, que desatan otras vigilias como pentagramas fucsias que deliran las olas.Es cierto, los pasos blandos de la gente llevándoselo todo son creíbles también. Muerto a los pies de una cama como la mejor pesadilla psicótica de los comienzos. Ya no escribo las paredes de entonces. No espero expectante ver el cielo pasar. He perdido todo rumbo y desde mis rincones me dejo la música como un último deseo que espero cumplir. Una bata blanca le ronda el cuello lunar, la derrota de mis codos, el abuso del alcohol y la marihuana han soportado otro invierno.Ya se siente a los lejos el mar viniendo de a poco, como un jaque, como un ida y vuelta con las manos vencidas y la cadera vacía. He perdido, supongo. El aire me hace sentir una culpa que no tengo y te adoro sentado en una mesa de bar cualquiera. Algún día llegarán los tiempos ricos. ¿Oyen su nombre a lo lejos? Qué feos son tus cumpleaños sin mí...

jueves, 6 de agosto de 2009

Noche tilinga


Yo no digo tus ojos, ni me escapo de los muelles ni me tiro por los balcones. Ya no desayuno con mate ni me pregunto a la que hora que salís del trabajo. No miro al cielo buscando tus iniciales en alguna nube, ni prometo al mar volver al silencio primero de cada mañana.Ya no leo entre paréntesis las noches que nos perdimos, ni murmuro aquel nombre que nadie dice. El nombre prohibido de todas las cosas, el cuaderno casto, y las cartas sonámbulas como derroteros del alma. Invento de vez en cuando las mismas excusas que te hacen volver. Indecible tu figura se aparca en la música que viene del patio de atrás. Apenas el susurro de las calles desiertas, veterinarias, llenas de luces y promesas.Yo no pienso tu sombra ni imagino las veces que tus brazos cargan otros cuerpos. Esos nombres que vagan por ahí. Esas letras que nadie pronuncia. Le encargo a la noche se lleve tu nombre que ya no uso. ¿Podés creer que la tilinga me llamó de nuevo?

miércoles, 5 de agosto de 2009

Diapositivas de un hombre solo


Sonó el despertador demasiado temprano para mi día. Miré un pedazo de cielo a través del ventiluz de la cocina y los colores eran los mismos de ayer. Tuve ese presentimiento, supuse al lavarme los dientes. Pinté de amarillo los grises sonámbulos que quedaron tendidos sobre mi cama todavía. Respondeme eso, dije en voz alta mientras trataba de tapar uno a uno los vacío en esa sala.
Los balcones hacían distintas reverencias y la gente simulaba no verse afectada por el frío dentro suyo. Que raro, no? Tantas veces simulé ser indiferente a las cosas, y ahora es al revés. Tenía los ojos húmedos por las palabras que no llegan, los otoños estaban con vos. Ahí en las montañas perversas y los abrazos raquíticos, en el aroma primero de la arena seca, en los días perdidos que no encuentro.
Cuando uno se separa pasas esas cosas. Los grises y los sombras aumentan por los rincones y la paciencia se teje con finos hilos de cristal de murano. No alcanzan los pañuelos y las habitaciones sobran, y empezar todo de nuevo da fiaca ya.
Yo invento los encuentros cerveceando, el resto es culpa del pasto. Tus preguntas arrolladas y mis regresos inadvertidos, los rincones espantados, los cementerios, las fotos.
Abrazo el aire con la misma sensación de no haber llegado a parte ninguna. Es esto y aquello. Los otros que caminan los muros, y andan con prisa revolviendo la olla.
Yo no me acostumbro a cocinar para uno, a poner la mesa para uno, mirar la tele de a uno. No hay prisas en los baños ni medias sucias por todas partes; no hay quien te espere ni a quien echarle la culpa por no haber lavados los platos. La cocina continúa estática, y las cosas ya no se cambian de lugar. Siempre encuentro todo, y sino las pierdo de vez en cuando para simular esas sensación tibia de los duendes que ya no duermen conmigo.
¡Encima sin espejo yo! Me acomodo el nudo de la corbata que nadie acomoda ni rezonga, y llamo el ascensor para verme en el espejo y enprolijar el cuello de la camisa. Estás lindo, me digo y dejo el ascensor para volver por un último sorbo de café caliente.
Que pena tanto silencio desperdiciado...

domingo, 2 de agosto de 2009

Creencias......

Que mundo farsante, que miradas hipócritas. Que manera de decir tantas estupideces juntas. Ya no sé a dónde ir. No sé a quien creer. Ni para qué lado correr. Qué manera de inventar boludeces, de crear fantasías. Qué manera de engañarnos la vida, la voz, el pulso, y la reputa madre que los pario!
Dónde vamos? Hacia que costados huímos?
Qué es mejor?
Ni idea. Sólo creo que no creo en nadie.

sábado, 1 de agosto de 2009

Quería que lo supieras...


Es cierto, no tengo ni idea de cómo es el amor. Ya no sé si existe, si es una fantasía de mi mente o simplemente una creación fantasmagórica de los poetas. Que raro, porque tantas veces le he escrito que ahora la duda me suena mejor como un ataque de sinceridad.Lo cierto es que de existir, es lo más simple que se haya inventado en la vida. Cuesta verlo así porque por amor se sufre, se llora, se inventan guerras, se mata, se escriben terribles canciones que nos parten a la mitad. El amor sería más bien aquel placer de los dioses, aquella asignatura pendiente, el privilegio primero de la humanidad toda.Hablaba el otro día del tiempo de las esperas, de la soledad, de los regresos, de las idas y venidas. Pero después pensandolo bien, no es justo esto. Esto no es amor. Amar no es esperar a nadie. A ver, esto se pone un poco más denso, y es verdad, el amor sigue siendo tan simple como al principio. Los complejos somos nosotros. Tenemos esa virtud de embarrar todo, de esperar lo que no llega, de llorar por quien no llama, de mirar las fotos de quien no piensa en nosotros. Esto no es amor, insisto. Claro, después llega la decepción… el dolor, el llanto, lo oscuro, el vacío más grande del mundo. La soledad también tiene estos condimentos. Es así, Yo soy solo. Pero soy solo por que así me elijo. Y si amo, ya no amo a quien no vuelve. Amo lo otro, lo que está por venir. Lo desconocido, lo oculto. La sorpresa. Quería que lo supieras nada más. No vaya a ser cosa que todavía pienses que te espero.