domingo, 3 de febrero de 2013

TEORIA SOBRE EL PERDON O LAS PELOTUDECES DE SIEMPRE


Domingo 3 de febrero. Son las 9 de la mañana, esto es escribir en tiempo real. Me prendo un pucho, el primero inevitable casi, a ésta hora. Igual me siento más fresco o vivo después de una buena ducha. No sé si siempre las duchas son así, pero esta estaba rica. Me saqué ese olor ahumado que tenía de anoche. Y es imposible dejar de pensar mientras me baño, creo que ese es mi mejor momento del día. Analizo las cosas que aún no he empezado, los proyectos pendientes, las ganas que tengo de tanto y que postergo.
A menudo postergamos, y te incluyo a vos y a mí, como si nos pasara lo mismo. ¿Por qué generalizamos todo?, me pregunto. Debe ser un truco para justificar que el otro, aquel, también padece las mismas manías. Pero ésta es mía. El mundo cambió desde que probé los hongos alucinógenos en Amsterdam, primero fue en Montana pero son dos cosas distintas. Aunque si tuviera que describir cada una de las cosas que probé, esto que escribo estaría ya censurado por el espanto de muchos. De mi vieja por ejemplo, que no sé si me lee.
Y pienso también la vida y el futuro, y vuelvo un par de días atrás, pero sólo para asegurarme que hubo un pasado. Sin no ya fue, ya pasó; las cosas no se cambian en la ducha. Sólo se piensan. El pasado tiene ese gusto ingrato y placentero a la vez pero que no te lleva a ninguna parte. Te quedás estático con una mueca en la boca que no dice nada.
Sabés que los días pasan, hace poco nomás cumplí mis primeros 34 años apenas. Se ve feo ese número en mi pantalla de la compu, así que lo borro escribo otro número cualquiera y en este punto de la oración vuelvo a escribir 34. Sería negarme lo vivido, cambiar los números no mejora nada, ni modifica el futuro que ya tengo pautado. No por mí, sino por el destino. Es un alivio saber que a ésta altura hay cosas que no dependen de mí. Aunque me pertenezcan, siento menos presión en lo cotidiano. Al fin y al cabo, en este tiempo aprendí que muchas cosas son aleatorias, lúdicas, inmutables.
Entonces me entretengo pensando que las palabras me acompañan, y que un día de estos quedarán acá como una inspiración cuando ya no pertenezca a ninguna parte. Y esto no es un diario, ni una confesión, pero es que hay tanta gente pelotuda que pierde a sus seres con egoísmo inventado, con excusas decorativas, que me dan mucha bronca las lágrimas que vienen después. Ni siquiera tendrían derecho al llanto. A veces equivocarnos es el delito, como si el error no fuera acaso el más certero de las posibilidades. El tiempo se acaba y sin embargo las heridas se agrandan mágicamente. A veces perdemos hijos, perros, amigos, por el orgullo del perdón inconcebido.
Es probable que nunca piense igual al otro. O mejor aún: yo creo que tengas razón. Mirá lo que te digo. En la libertad del enojo yo te apoyo y te perdono.
El imperdón no me pertenece. Perdoné las cosas que nunca antes hubiera pensado perdonar, y me quedé con los enemigos suficientes para que también estén cerca de mí. La ausencia y el silencio no te favorecen para nada. Me parece que te hace más daño a vos que a mí. Ojo que las lecciones a veces llegan tarde.
Me fui de tema. En realidad no sé bien si había un tema hoy para escribir. Es como en el colegio, puse la fecha y dibuje un solcito al lado, en el margen superior de la hoja. Me preparo un te de mierda porque no tengo café, y dejo en blanco el resto del cuaderno. Porque con o sin perdón, yo puedo afirmar que estoy sentado cerca de la gente que quiero. Como al principio de todo, como cuando uno nace.
Nazco hoy con una sonrisa pensando que tengo que barrer el piso para sacar los pelos de la gata, que por suerte ya no está más en celo.  El resto, son pelotudeces que no afectan mi tránsito por corto o largo que sea.
Me siento desde acá con mi saludo de siempre. Hacía tiempo que no les escribía. Ni yo me escribía.  

3 comentarios:

  1. Es tan típico ducharte y ponerte a pensar en "eso" jaja.

    Me encantó el título. Uno escribe mucho en esos momentos ¿no? ¡Si habré hecho cartas a Don Nadie!

    ResponderEliminar
  2. Es una buena reflexion.. Estaria bueno saber que pensamiento tenias en la ducha; personales, laborales, creativos, amorosos, etc.. Creo que a menudo tambien postergo y luego en algunos casos que son los minimos me arrepiento y digo: porque no lo hize? inevitablemente viene a la mente posible consecuencia hipotetica que nunca voy a saber si es esa u otra..

    ResponderEliminar
  3. la hipotesis, la duda, no tienen razon de ser... ¿por que no lo hice?..yo me pregunto.. ¿por que te lo seguis preguntado? por que la duda? el arrepentimiento es la peor de las semsaciones... mejor que decir es hacer....

    ResponderEliminar