Parecía sacado de un libro de Bucay. Pero no, como cuando
jugas a los dados, o al póker, o la ruleta. Jugarse todo a una nueva mano, y
perder, y aun así volver a comenzar todo de nuevo, tiene sentido. Arriesgarse una
vez más, intentarlo otra vez, sabiendo
que es probable el riesgo de volver a caer. Y habrá que levantarse, y habrá que
construir todo cero, desde el primer ladrillo, con las manos vacías.
Y vas a putear, vas a llorar, vas sentir la rabia en la piel
como una llaga, vas a vivir el sentimiento de la frustración, el significado de
añorar lo que fue. Construir una nueva ilusión, dejando el pasado donde debe
estar. Como escribir una nueva historia, una novela distinta, cambiando de
escenarios y personajes, vas a darte cuenta que al fin y al cabo vos mismo te
estarás dando una nueva oportunidad.
Siempre dije que el amor no es para los cobardes. Hacen
falta valientes, soñadores, personas que arriesguen lo mucho o poco que tienen.
Pero que se jueguen eso. Que no se guarden nada. Te vas a encontrar con gente
amarreta e insignificante que deambulen la vida de un lado hacia otro
chocándose contra los muros. Vas a escribir que el dolor duele, y que la vida
es corta; que te pesa levantarte a la mañana y que es mentira que el sol canta
cada día una nueva canción. Es probable que también maldigas a tu dios, o al
destino, y te preguntes más de una vez ¿por qué a mí?
Y a pesar de todo, habrá una tarde nueva para tus ojos, y
que buscando entre los crucigramas o los diccionarios te encontrarás diciendo
un nombre que nunca habías nombrado. Habrá seguramente alguien que tenga esa
búsqueda parecida a la tuya, y sin brújula y sin sentido, sabrá encontrarte en
el camino menos pensado. Y te va llenar de luz la mañana, y sabrá decirte al
oído esa palabra que signifique paz para siempre. Con una guitarra en sus manos
te acariciará cada vértice del cuerpo sin tocarte, y probablemente hagan el
amor solamente con el dulce roce de sus miradas. No harán falta las promesas ni
las palabras. Bastará acercarse a la noche con sus ojos de chocolate para que
sueñes una vida entera. Y al levantarse te servirá un rico café y con un beso
en la mejilla que habrá dicho que tengas un lindo día.
Porque de nada sirve el orgullo, no se recupera el tiempo
perdido y entonces habrá personas buenas y otras insignificantes que se te
crucen en estas semanas. Pues debes cruzar de vereda. La ignorancia no es
desprecio, sólo que alguien que no tiene sueños no puede alcanzarte ni siquiera
una estrella. No te hará recordar los seres perdidos, no te llevará de pesca
por la luna, no te regalará ni una sola poesía de vino. Los valientes, en
cambio, dejarán todo por estar ahí cuando vuelvas cansado del trabajo, junto a
vos sin que nada importe y te preguntarán si has tenido un buen día. Sabrás
responderle con un abrazo que llegue desde el cuello hasta el cielo y morirán
de viejos o enfermos tocando el piano a orillas del mar. Y se acordarán de
estos días buenos. Porque de los malos, solo sabrán los que se arrepintieron de
no invitarte a fumar el mar. Esto pasa en mi ciudad. Cada tanto alguno se ahoga
de pena.
arriesguemos todo juntos entonces!!!! sos una persona divina!
ResponderEliminarsos 1 capo....
ResponderEliminarBuenísimo!
ResponderEliminar...Y sabrá decirte al oído esa palabra que signifique paz para siempre.
ResponderEliminar-¿Para siempre? No, lo siento. Seria injusto prometerse tanto. Solo por esta noche, pero si me conoces sabrás que mis noches son largas. ¿Listo?