lunes, 23 de noviembre de 2009

Retroceda diez casilleros


No sé si puede reinventarse la vida. A veces cuesta volver a empezar. Creer sobretodo. Vivimos en un mundo tan incrédulo, desmitificado, donde predomina una sensación austera de cuestionar. De dudar del otro. Por eso es que pensé en dejar todo. Al fin y al cabo estas palabras ni siquiera eran mías. Después me puse a pensar en lo que uno hace, en las oportunidades que nosotros mismos nos damos, en el valor de haber cambiado, esa postura distinta que tenemos frente a lo simple. Y valoré entonces ese esfuerzo mío por levantarme de nuevo, por creer en la gente, por tener confianza en lo mío y lo otro. Claro que es muy probable que fracase. De nada sirve tener al éxito asegurado de antemano. Hoy por ejemplo, perdí. Pero a diferencia de otras veces, perdí de pie, con la frente bien alta, y el alma tranquila. Perdí ya no por mí, no perdí por no haberme arriesgado, no perdí por esperar ocho meses, no perdí por haber dicho te amo cuando realmente así lo sentí, tampoco perdí por pedir otra oportunidad. ¿Sabés por qué perdí? perdí porque la vida nos enseña, con el tiempo, que a veces se gana y otras veces se pierde. Y está bueno perder. De ahí aprendemos.Y no digo que sea fácil levantarse y hacer de cuenta que acá no ha pasado nada. Claro que pasó de todo! Afuera pasa de todo. Levantarse también tiene ese gusto a revancha, “esta vez no fue, Daniel” me digo en paz. Y seguiré buscando aquello que me falta. Esas carencias que le dan sentido al estar vivo. Cuando uno se la juega y pierde, queda ese sabor amargo al principio, pero después comprenderás que perder así vale la pena. Uno tiene que estar entrenado para la derrota, el gusto de la victoria tiene ese qué sé yo que lo hace diferente. Valeria con una hija, sola y viviendo en la casa de su mejor amiga, se ha levantado. Yamila se ha levantado. July, que perdió su tortuga desde un segundo piso de la calle Julián Alvarez, se ha levantado. Amalia se ha levantado. Lili que perdió una hija y yo a mi mejor amiga también nos hemos levantado. Ana con una costilla fisurada se levanta todos los días. Mati que me contó lo de su abbuelo también se levanta. Mi vieja que la veo ya cansada de las madrugadas, todos los días se levanta. Mi vecina del 5º A, sola y malhumorada se levanta igual. Fernando obsesivo con un amor prohibido y poco probable se levanta todas las mañana a trabajar. El trapito de la clínica de abajo con frío se levanta.Y yo hoy la verdad, tenía muchas ganas de quedarme durmiendo. Dormir y dormir hasta olvidar. ¿No te pasó alguna vez? pero bueno, es como en el juego de la Oca. Callejón sin salida, retrocedo diez casilleros y vuelvo a tirar los dados. Nunca se sabe las vueltas de la vida.

2 comentarios:

  1. Conmueven tus palabras. Ganar en la vida se basa de aprender de aquel error que ha cometido uno y no volver a repetirlo. Ese es el verdadero sentido de ser un triunfador en la vida, entre otras cosas...

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  2. muy hermoso tu texto.. no has perdido querido... la otra persona te perdio a vos

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