domingo, 1 de noviembre de 2009

¿Dónde andarán tus ojos hoy?


Me preguntaba donde andarán tus ojos, de escobas revueltas y persianas simples. Dónde quedará el abrazo requerido en el tiempo como un astronauta que silba bajo un himno de derrota y café. La luna, fiel y errática campana de las horas posibles, de los ausentes y los vagabundos que deliran por las calles donde todo está quieto por fin.

Y me preguntaba tu abrazo tibio y primero, aquel dulce sabor del cigarrillo que te transmito e inhalas quejándote. Los permisos hasta tu pelvis, sin permisos. Aquel aleteo lúdico de las manos que suben y bajan por todas partes. Dónde tu aliento suave para decir las cosas que a mí me cuestan, el patio trasero de tus huesos huyendo por la pampa seca de tus venas abiertas de par en par.

Me preguntaba también si es posible verte así, desde lejos me suena tu nombre que llega puntual hasta la banquina de mis labios, y se hace poeta en la costa bonita, y barco y faro.Yo soy felíz suplicándote palabras y horas, y más tiempo de relojes pensantes. Vos sos como una música que inspira. Como el aliento que llega ansioso y se escabulle por debajo de la puerta. Como un domingo de madrugada que da vueltas y vueltas hasta marearse de noche; ebrio la postura del cielo erguida, la sonata numérica de las mañanas que no se cuentan con el mate.

Y el diario que se lee, y las banalidades que esperan que la marmota se despierte de todas sus siestas.

Y me pregunto si será así este rincón posible. O si acaso habrá lugar en este mundo cotidiano para la sorpresa de tus ojos viniendo despacio desde allá…

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