lunes, 10 de agosto de 2009

Ya voy...


Tal vez yo no esté aquí por mucho tiempo. No soy de estos lados, debo reconocer. Afueras las calles me persiguen vacías como pentagramas que nadie aplaude. La soledad tiene también algo de estas cosas. A veces los finales vienen llegando de a poco. No es hoy ni mañana, pero las cosas se terminan de una vez y para siempre. Cuando era chico pensaba que “siempre” era una palabra muy larga, hoy me siento más cercano de estos lados que de aquellos. Y no es uno o lo otro, insisto. Aca los lugares se ven reducidos por pequeñas sombras grises que hablan en voz baja. Tal vez algún despiertes con la sensación de no haber dado todo. Los finales se sienten así, nunca hemos dado lo suficiente por el otro y sin embargo todo pasa. Pasarán los nombres y las calles, y los balcones. Y sólo seré el susurro melancólico de los cementerios que nos despiden.Todos los lugares resultan desiertos esta noche quieta. Me preguntaba tantas cosas, tantas veces. ¿Cómo decirte aquello que siento y guardo? ¿En qué lugar cabe tanta pena? Me hubiese gustado hacer que todo fuera distinto. Planear las semanas prescindiendo de las tardes lluviosas, gastar los zapatos por esos caminos que me convidan tus aromas como un saco de preguntas que quedarán pendientes hoy en día.Sabrás que la soledad es el peor de los castigos, aquella ignorancia, aquella espera paralítica de los que nunca llegan.Estoy cómodo en mí mismo, lejos ya de las manadas que no responden. Qué solo se siente el silencio, y los singulares, y los impares. Pensar que sólo seré una bocanada de aire fresco, de tranquilidad para mis pulmones y los tuyos. Eso me da paz.Alguien sentirá también este espacio que dejo, la promesa fiel de estar presente en las palabras comunes de la gente común. Esos instantes que salteamos, que pasamos de largo. Eso es la felicidad. Como diapositivas, como una esfera que ya es noticia. Y el cielo se posa en la boca del mar como un desfile de músicas solemnes, de himnos que pasan de la ignorancia al dolor. ¿Siempre seremos así de tardantes?Sin prisa, los domingos me han ganado el estómago y vomito un diccionario de nombres que ya no llaman.Acaso el olvido es peor aún que la soledad. Derrotados los semáforos titilan amarillos, yo desde mi ventana veo las cosas más claras. Es verdad, he vivido errante.Las cosas son más simples a veces y la vida es un juego demasiado complejo, diría.Tal vez yo no este aquí para siempre. Para contarles el precio humano de las equivocaciones. Voy por un lado y por el otro, ya reconociendo otros rostros ajenos. Nadie se mira con nadie, en el cemento, en las esquinas, en los barrios. Somos ignorantes por naturaleza; estúpidos, le damos vuelta la cara a las esquinas. Y desaparecemos un poco más todos los días.De ahí, hay quienes ya eligieron dejarnos a un lado. Y esta bien eso. Es bueno dejar las cosas atrás.Relegada la madrugada, busca un último sorbo de noche y yo le prometo las cosas que nunca cumplí. Como un pacto. Esmero mis manos hasta al cielo alcanzándome entero hasta desaparecer finito en un montículo de nada. Lo ves? Todavía hay esperanza en el amor.

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