domingo, 12 de julio de 2009

Acerca del amor...


Allá donde las promesas se divierten con ruleros, y las esferas de los ojos anónimos nos dicen que la luna hoy no va a llegar. Allá donde caben los antojos del alma, y el presentimiento de los días vacuos es apenas una solapa de tu mejilla. Y donde la noche prematura, nos advierte que puede ser verdad nuestra historia. Que los principes son fábulas quietas que se mutan con el paso de los años, y él no es sincero cuando te asegura que sus tiempos y los tuyos se han divorciando de los puertos y las esperas.
Allá donde los andenes recorren su espalda, como estaciones viejas que se borran con la mano o el aliento. Donde el cielo se marea entre embudos de nubes que se dejan ir. Lo triste de uno y otra es apenas el orgullo humano; es sentarse en la vereda a dejar pasar los días ebrios, a mirar las calles huyendo desesperadas por las esquinas.
Ahí vamos. A aquella primera visita de tus manos hacia otros vientres, rebozando los omóplatos y las bisagras. La canción de cuna que entona el viento como un himno para cuando los dioses regresen hasta mis hombros. Es aquella vuelta invisible donde los regresos son como crímenes pequeños, como abandonos del destino que nadie responde. Es aquel corazón triturado lejos de los abrazos, de las llegadas a tiempo y brillantes manos agitando pañuelos.
Qué complicado es el amor! Asegura esa vieja mientras se cuelga de las luces rojas de los semáforos. Será asi? Pregunta él.
Ambos se van hasta el fin del día, y sacian sus ganas como nunca antes lo hicieron. El amor no es para mí asegura él mientras se revienta la cara contra la pared.
Ella, desde una clavícula, le dice que el amor es eso: es darse la peor de las palizas y seguir viviendo. Hay algo que Dios no ha hecho bien...

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