lunes, 6 de julio de 2009

Empezar la semana, empezar de nuevo....

El peor final, la mejor derrota, el vacio que se huele a lo lejos y a lo cerca. Tus aromas fiados, la mirada engañada, así la vida se gasta un poco por este lado y aquel. Así te pierdo como mi mejor recuerdo, te extrañaré mañana, y tal vez el mes próximo ya seas tan solo una parte buena de los días prestados.
A veces cuesta darse cuenta de las cosas, a veces ver las cosas cuesta tiempo. Yo, desde mis plegarias me voy ya lejos, huyo de aquellos lugares que te nombran, y que suspiran cuando los pasos ebrios quieran traerme a una distancia prudente.
La soledad tiene que ver con estas cosas. Con las idas y venidas, con las vueltas, los regresos. Prefiero creer que estoy volviendo ya….
De una cosa estoy convencido. Esta noche será extremadamente larga y oscura. El silencio quizá me permita escuchar las voces de los otros. Los reclamos de otras veredas, los gritos, las risas, aquella voz primera que permanece intacta en mis tímpanos.
Luego la esquina que también tendrá la sensación de esperarme, y por si acaso, mira la ventana saltando de balcón en balcón, para huir también.
Este lunes será el primer día que ya no espere. Es rara esta sensación. Es raro dejar la comodidad de las cosas quietas, de las persianas abiertas. Como un pequeño pestaneo el cielo me giña un ojo, me pregunta donde voy, a que hora vuelvo. No tengo ninguna respuesta. Voy por ellas.
Al fin y al cabo es verdad: yo soy solo.

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